La niñez y el VIH



En 2019, el número total de niños y niñas que sufren de VIH en todo el mundo se elevó a 2,2 millones. Este número se ha incrementado sustancialmente en la última década, ya que en 2001 el número fue de sólo 1,6 millones. Según las Naciones Unidas, 370.000 niños menores de 15 años se infectan cada año por el virus, lo que equivale a que 6 niños menores de esta edad son infectados por minuto.

Si bien puede ser tentador creer que el VIH no afecta directamente a las personas jóvenes, esto no se adapta a la realidad: un tercio de la población seropositiva mundial está formada por individuos cuya edad varía entre 15 y 25 años.

El impacto del VIH en la supervivencia de la niñez

Los tratamientos actuales nos permiten evitar que las personas menores de edad seropositivas tengan una vida normal. Como resultado del progreso científico, ningún niño o niña debería morir de VIH, sin embargo, en las zonas más afectadas por esta enfermedad el acceso a los tratamientos necesarios no es nada fácil.

Por ejemplo, en África, el 50% de los bebés que sufren de VIH muere antes de los 2 años si no reciben tratamiento, lo que, desafortunadamente, sucede con frecuencia. La muerte de personas menores de edad que adquieren el virus a través de sus madres es algo que se puede prevenir.

Las personas menores de edad que viven con VIH y la discriminación

Otro fenómeno que se ha incrementado a causa del VHI es la discriminación contra los niños y niñas seropositivas, cuyos efectos son horribles. La niñez que vive con VIH es sometida a todo tipo de crueldades y violencia, frecuentemente por parte de personas adultas e infantes intolerantes. Además, hay que enfrentarse a la ignorancia. Debido a que la gente no entiende aun qué es el VHI, la discriminación contra las víctimas se vuelve mucho más fácil; por ejemplo, algunas personas se niegan a acercarse a niños y niñas seropositivas por miedo a adquirir el virus.


¿Cómo podemos ayudar a la niñez que sufre el VIH?

Cuatro tipos de intervención son necesarios:

● Prevención

Para luchar contra el VIH primeramente hay que entender lo que es. Si todo el mundo estuviera familiarizado con el VIH y supiera cómo evitarlo, habría menos víctimas. Desde temprana edad los niños y niñas deben recibir información fiable sobre el VHI y sobre cómo se transmite.

Advertir a las personas menores de edad sobre los riesgos del contacto sexual sin
protección sería de gran ayuda en la reducción de la prevalencia del VIH. Sin embargo, incluso hoy en día las campañas de sensibilización al público son demasiado pocas y no llegan a la población en general.

Se estima, por ejemplo, que en África sólo el 23% de las personas de edad entre 15 y 24 años tienen un conocimiento general y preciso sobre el VIH. En el sudeste
de Asia, la estadística es aún menor: un 21%.

Además, los esfuerzos de prevención deben intensificarse en lo que respecta a las madres seropositivas. En 2007, el número de mujeres mayores de 15 años que convivían con el VIH se determinó en nada menos que 2 millones. Muchas de ellas ignoraban los riesgos que planteaba el virus para sus bebés y la existencia de tratamientos para reducirlos.

● Detección

La mayoría de las personas que viven con VIH no saben el diagnostico. En general, hasta que descubren su enfermedad su comportamiento es a veces arriesgado, ya que desconocen su diagnostico y no son conscientes de los riesgos. Si toda la población mundial tuviese acceso fácil a las pruebas de detección, muchos casos de transmisión podrían ser evitados.

● Tratamiento

En algunas regiones el acceso al tratamiento está garantizado para todas las personas, pero esto no ocurre en todas partes. Por ejemplo, en África, entre los enfermos en etapas ya avanzadas del VIH, sólo el 44% recibe un tratamiento antirretroviral, mientras que en el sudeste asiático sólo alcanza al 40%.

Sólo el 45% de las mujeres embarazadas con diagnostico positivo en VIH reciben tratamientos antirretrovirales. Sin embargo, durante el embarazo el riesgo de que la madre transmita el virus a su hijo oscila entre un 20 y un 40%. Este riesgo podría reducirse considerablemente a través de un tratamiento preventivo: el tratamiento antirretroviral en conjunción con una operación de cesárea y la leche artificial permite una disminución del riesgo de infección hasta llegar a menos del 1%. Si el acceso al tratamiento fuera garantizado para todos, ya sean niños o adultos, africanos o europeos, mujeres u hombres, y así sucesivamente, muchos casos de transmisión se evitarían y los individuos seropositivos podrían vivir en mejores condiciones. La muerte de niños, niñas y adolescentes a causa del VIH también se reduciría.

● Apoyo

Además de la asistencia médica, las personas afectadas por el VIH necesitan recibir apoyo psicológico. El apoyo moral a las personas enfermas no es suficiente. Muchos niños y niñas con VIH no reciben apoyo psicológico en su batalla contra el VIH y sus efectos atroces (aislamiento, discriminación, etc).

Los hijos e hijas de las personas que viven con VIH deben recibir un apoyo moral y material. En Costa Rica no hay organizaciones que se dediquen a ayudar a la niñez, hay muy pocas que luchen eficazmente contra los estragos del VIH en esta población, únicamente en personas mayores de edad. Tenemos que como sociedad hacer un alto y empezar a trabajar con estas poblaciones que son claves para la educación en este tema.

Juan Carlos Pereira
Alianzas Estratégicas e incidencia política
Fundación Gente Positiva CR
contacto@gentepositivacr.org
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